Sinopsis: Un día que lo ven triste, las tías de Sammy le revelan un secreto: su mamá dejó grabado su nombre en el corazón de Sammy. Desde aquel día, Sammy descubre que el amor de una persona no se va cuando esta muere, sino que queda grabado en nosotros para siempre. Sammy se encuentra con un regalo increíble que lo acompaña siempre, que no se rompe y que vale más que todo el oro del mundo, porque está hecho de amor. Este descubrimiento le dará fuerzas para seguir adelante y lo ayudará a sanar su corazón, así como el de otros chicos que, como él, también han perdido a un ser querido.
El Tesoro de Sammy fue declarado de interés para la comunicación social y la cultura en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Es un libro para ayudar a los chicos que se encuentran transitando un duelo, pero es también un libro para todos los chicos: para descubrir lo poderoso que es el amor y para enriquecer su mundo emocional, en un tema del que no solemos hablar mucho hasta que ocurre cerca de casa.
Después de pasar personalmente por una situación de duelo, quisimos escribir un cuento para niños para tratar esta temática. Un libro que pudiera ayudar a los chicos a sanar su corazón.
Siempre nos gustaron los cuentos que ayudan a los chicos a sobrellevar distintas situaciones difíciles. Desde hace años que compartimos nuestros descubrimientos de un lado y del otro del océano. Sin embargo, cuando nos pusimos a buscar libros para niños que trataran la temática del duelo, no pudimos encontrar muchos. O por lo menos, no desde el ángulo desde el que queríamos encararlo. Se nos ocurrió hacer uno nosotras, juntas, aportando desde la especialidad de cada una: la psicología y la comunicación social.
Queríamos hacer algo alegre. No solo que hiciera reflexionar, sino que ayudara de verdad a los chicos a poder transitar esta etapa. Que sirviera en sí, y para toda la vida. Que fuera lindo, con lindos colores, esperanzador y positivo. Queríamos destacar el amor, pero sin anular u ocultar el dolor. Queríamos que fuera realista y que abriera la puerta para poder conversar. Que fuera un cuento que a los chicos les gustara agarrar, leer y releer. Y que también sirviera para el corazón de cada uno de los que lo leyera con ellos. Decidimos enfocarnos en el amor que queda cuando alguien se va. Cada palabra fue pensada con gran amor. Es un cuento que salió de bien adentro, partiendo de una realidad muy triste como es la muerte, pero también de la fuerza de empuje para que los más chicos puedan salir adelante. Esperamos que les guste.
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Creamos este espacio con el fin de poder despejar algunas dudas acerca del libro y de lo que quisimos transmitir a través de él. Nos gustaría que el cuento pueda ser, no solo un momento lindo de lectura, sino también un disparador para hablar con los chicos acerca de la pérdida sufrida de un ser querido; una herramienta y puntapié para poder trabajar con ellos la temática de la muerte y del duelo.
La idea partió de haber escuchado alguna vez que hay experiencias que nos marcan a fuego. Hay experiencias que nos resultan tan fuertes o importantes que marcan nuestro corazón. Así también, las personas más importantes en nuestra vida dejan una huella imborrable en nosotros. Se nos ocurría que ese es el regalo más importante que nos deja alguien que nos quiere: una marca de amor.
Cuando la mamá de Sammy quiso despedirse, lo hizo con un regalo. ¿Y cuál es el mejor regalo que una persona le puede dejar a otra? Amor. Era tan grande el amor con el que lo quería, que deja una marca en el corazón de Sammy. El amor marca de verdad.
Partimos de la base que cuando alguien muere no se lleva el amor que dio, eso queda con nosotros, resguardado en nuestros corazones.
El corazón grabado es el gran tesoro de Sammy. Es muy valioso. Tanto, dice más adelante, que vale más que todo el oro del mundo. Uno puede regalar muchas cosas, pero los mejores regalos son aquellos en los que uno da algo de sí mismo, o se da a sí mismo. No hay mejor regalo que el amor entregado a los demás. No se puede comprar en un negocio, no se puede pagar con dinero. Este regalo es, además, muy especial porque se lo dio su mamá, por lo que lo atesora especialmente.
Sammy ya tenía este tesoro con él, pero no se había dado cuenta. Son sus tías las que se lo señalan. Es ahí que toma consciencia de lo que lleva adentro y dimensiona lo que significa para él.
Sammy sabe que hay regalos que son para compartir. Se multiplican cuando se dan. Así es el amor y este tesoro que descubre. Sabe que es tan valioso que tiene que contarlo a otros. El amor, después de todo, nos abre a los demás.
A veces las historias de otras personas nos ayudan a reflexionar acerca de nuestra propia vida. Sammy nos invita a descubrir aquellos tesoros que llevamos adentro y que tal vez no hemos descubierto todavía.
De una manera especial, invita a otros chicos y grandes que han perdido a alguien querido a descubrir el amor que esa persona ha dejado grabado en sus corazones. Ese descubrimiento ayuda a Sammy a sanar su corazón; por eso invita también a los lectores a transitar un camino de sanación interior.
No es necesario que el que lea este cuento haya perdido a su mamá. Puede que haya sido un papá, un hermano, un tío, un abuelo, un amigo, un hijo. Esperamos que muchos puedan descubrir su propio tesoro a partir de la experiencia de Sammy. Estamos seguros de que esta historia tocara el corazón de grandes y chicos.
Por supuesto que sí. El libro habla de que, cuando amamos a una persona, podemos dejar nuestra marca de amor en su corazón. Podemos charlar con los chicos acerca de que son las pequeñas acciones de amor de cada día las que van llenando de amor el corazón de los demás. Podemos hablar de lo poderoso que es el amor. Podemos contarles que los queremos tanto que ellos ya tienen nuestros nombres grabados en sus corazones.
Además, hoy en día los chicos leen acerca de muchas temáticas, incluso algunas por las que no han pasado aún. Así, crecen en empatía y se capacitan emocionalmente. Entender a Sammy también les puede ayudar a entender más a algún amigo o familiar que está pasando por una circunstancia parecida. Hay realidades de las que se pueden ir hablando desde que los chicos son pequeños. El libro les puede ayudar a reflexionar acerca de realidades que algún día los tocará, pero sin la carga emocional del momento en que sucede porque están más alejados de esa realidad.
¿Hay que hablar con los chicos acerca de la muerte? La muerte es un tema tabú. Quizás hablamos con ellos si murió alguien conocido o si pasó cerca de casa. Solo entonces. Mientras tanto, elegimos evitar hablar de la muerte mientras no lo necesitemos. ¿Por qué? Es lógico, nos cuesta, no nos gusta. Nos pone tristes, nos da miedo.
No hablamos de la muerte con los niños porque no queremos que se angustien. Pensamos que, si no hablamos, la angustia no existe. Sin embargo, no hablar sobre la muerte, no quiere decir que ésta no les genere angustia, que la preocupación no esté. El tema existe y la angustia puede que también, solo que tal vez los chicos no la han expresado o no sepan cómo hacerlo. Y con nuestro silencio hacemos que aumenten los miedos y fortalecemos el tabú.
Hablar de este tema los ayuda a interpretar mejor la realidad. Podemos escuchar cuáles son sus ideas y ahuyentar teorías extrañas que puedan tener, algunas terroríficas. Claro, porque si no les explicamos, ellos llenan esos vacíos de conocimiento con teorías propias, muchas veces alejadas de la realidad.
¿Y si piensan que ellos o sus padres se van a morir? Esta es una angustia que surge con la vida misma, cuando alguien muere. Tal vez es mejor hablar del tema antes de que aparezca tan cercano a la realidad y cargado de sentimientos. Los tranquilizamos, les podemos decir que es improbable, que estamos sanos y con mucha vida adentro. Obviamente en el caso de que así sea. Es importante no mentir. Les podemos decir que esta es la historia de Sammy, que no es igual a la nuestra, pero que nos puede servir para hablar de cosas cercanas también.
Les podemos explicar que hay un ciclo en la vida. Nacemos chiquititos, crecemos, nos hacemos viejitos y después nos morimos. A veces puede ser que haya un accidente o una enfermedad muy fuerte que haga que el ciclo no se complete así, pero no es lo habitual. Les decimos que no se preocupen de cosas malas porque tal vez nunca sucedan. Y de la muerte no se tienen que preocupar hasta que sean más viejitos. Pero sí saber sobre ella. Y que tenemos una vida lindísima para aprovechar y vivir llena de amor.
Sammy estaba triste. Sabe que ha perdido a alguien muy querido, que ya no está y que no va a volver. En otro momento del cuento, Sammy dice que “a veces se sigue enojando y poniendo triste”. Es lógico, extraña a su mamá. El quisiera que ella estuviera ahí con él físicamente y viva. Algunos chicos siguen pensando que la persona va a volver en algún momento. Es muy triste darse cuenta de que eso no va a pasar y, sin embargo, es fundamental que los chicos entiendan que la muerte es irreversible.
Esta parte del texto es una oportunidad para poder hablar con los chicos acerca de sus sentimientos. Que sepan que no está mal sentirse tristes o enojarse. Es normal; es parte del duelo, de sanar. También pueden sentir otras cosas: miedos, angustias, bronca, celos… Hay muchos sentimientos que van a aflorar en este proceso, a veces más, a veces menos. Es importante que se sientan contenidos, que sepan que no están solos, que uno está ahí para acompañarlos y ayudarlos en lo que necesiten, sin presionarlos.
A veces todos, grandes y chicos, necesitamos verbalizar nuestros sentimientos. Eso nos ayuda a sentirnos aliviados después. Para eso, necesitamos trabajarlos interiormente y asimilarlos antes de sacarlos afuera. No está mal que los chicos prefieran no decir nada al principio. El tema es que tengan herramientas para identificar qué es lo que están sintiendo adentro, para poder ponerle nombre a esos sentimientos, y poder sacarlos afuera cuando lo necesiten.
Les podemos decir que es importante escuchar al corazón y que ahora está doliendo, pero poco a poco va a empezar a curar. Lo que necesita es tiempo y mucho amor. En ese camino va a haber recaídas y mucho aprendizaje interior.
Qué lindo sería poder volver el tiempo atrás, volver a esos momentos cuando estábamos con esa persona querida. Y congelar esos momentos, como en una foto, sin movernos de ahí. Sería lindísimo, a Sammy le encantaría y a nosotros también.
No es lo mismo, pero de algún modo podemos volver el tiempo atrás y acceder a esos momentos congelados a través de los recuerdos. Este cuento puede ser un lindo momento para hacer presente a esa persona en los recuerdos y volver a sentirnos abrazados por su amor.
La mamá de Sammy sabía que el tiempo se le acababa, hubiera hecho lo imposible por quedarse un poco más. No estaba dentro de sus posibilidades. Esto la motiva a pensar en esa persona que ama y a dejarle un regalo. Y cuando a alguien le queda poco tiempo, deja lo más importante.
La mamá de Sammy hizo un acto inmenso de amor antes de morir. Sabemos que es inmenso porque “junta todas sus fuerzas”. Así graba su nombre en el corazón de Sammy. Ella ya no estará, pero entrega su amor y lo deja marcado en el corazón de su hijo.
Qué lindo que es sabernos amados. Y amados de verdad. Con un amor tan fuerte que nos marca. Es una marca muy especial, y ese amor sigue vivo adentro de nosotros. El saberse amado y guardar ese amor adentro puede ayudarnos a seguir adelante. Nos mueve también a ser agradecidos por lo que compartimos con esa persona, por todo el amor compartido. El sentimiento de gratitud no anula la tristeza, pero hace bien al alma saber que fuimos amados y que ese amor no se ha perdido, sino que sigue en nuestro corazón. Descubrirlo es un tesoro.
Sammy no se dio cuenta ni sintió nada en el momento en el que su mamá grabó su corazón. Lo supo cuando sus tías se lo contaron. ¿Cómo lo habrá hecho? ¿Con un rayo? En realidad, si lo pensamos de verdad, las personas nos van dando su amor de a poquito, todos los días. Es difícil destacar un momento puntual. Probablemente el corazón de Sammy se fue marcando poco a poco a lo largo del tiempo juntos; o incluso antes, cuando su mamá soñaba con él. En la realidad, no se trata de un gran acto de amor, sino más bien, de muchos actos de amor a lo largo del tiempo. Hasta en el último momento, la mamá de Sammy piensa en él y abre su corazón que palpita por su hijo. Esto nos ayuda a darnos cuenta de que, aunque no lo hayamos sentido o visto, todos tenemos nuestro corazón grabado por el amor de otras personas.
La marca que queda en el corazón de Sammy no es una marca cualquiera. Es personal.
No queríamos que la mamá de Sammy dejara grabada cualquier cosa, sino lo más propio de ella, lo que la define y lo que encierra toda su esencia: su nombre. Se nos ocurría que, si el amor pudiera grabar una cosa, sería eso, el nombre de esa persona.
Cuando uno se enamora de alguien, lo primero que quiere saber es el nombre de la persona y lo repite sin cesar. Como si aprehendiera a toda la persona con solo decir su nombre. El nombre resume a la persona, con solo decirlo, es como que uno capturara su esencia. El nombre de alguien es algo especial. Todos tenemos un nombre y es lo más personal que tenemos.
En el corazón de Sammy se graba “mamá”. ¿Por qué? Queríamos que este cuento pudiera hablarle a muchos chicos y chicas. Entonces no podíamos poner cualquier nombre. Por otra parte, queríamos que Sammy sintiera el regalo que su mamá le dejaba era “especial”, porque nadie más lo tiene. (En el caso de hermanos, aunque se repitiera el grabado sería algo especial de ellos como hermanos.)
Sammy descubre que su mamá también dejó su nombre grabado en el corazón de otras personas. Sin embargo, el sello en otras personas no es igual al suyo, porque el amor tampoco es igual. El de la mamá de Sammy hacia Sammy es un amor muy particular: es el amor de madre-hijo, distinto de otros amores. Por eso, ese sello en el corazón de Sammy dice “mamá”.
Todos los días somos testigos de las cosas increíbles que puede hacer el amor. Si puede mover montañas, también puede grabar corazones. ¿Has sido testigo de otras cosas increíbles que puede hacer el amor?
Es sanador saber que tenemos algo de esa persona y que no lo podemos perder.
Sammy seguramente tendrá también un prendedor o un pañuelo de su mamá. Cada vez que lo mira o lo toca le hace acordar a esa persona. De forma parecida, saber que tiene esa marca adentro también lo ayuda a acordarse de esa persona; lo hace sentirse acompañado por ella. Es incluso mucho mejor que tener algo físico, porque no se rompe y lo acompaña siempre.
Hay gente que, para despedirse, deja una carta, o dice algo. Pero cuánto mejor dejar algo que no se diluye o se pierde, que no se rompe, que sigue vivo, que acompaña siempre. Si pudiera elegir, también yo dejaría mi nombre grabado en el corazón de la gente que quiero…
Un chico que descubre un tesoro tan valioso puede sentir miedo de perderlo. Es tranquilizador para Sammy saber que puede seguir con su vida de todos los días porque no hay forma de que la marca de su mamá se pierda, se rompa, sea robada, se borre o se ensucie.
Muchas veces los niños sienten angustia y mucho temor de olvidar a la persona fallecida. Muchos de los que leerán este cuento puede que sean chiquitos, o que con el pasar del tiempo no se acuerden tanto de esa persona. A todos los recuerdos se nos van disipando. Por eso esta línea del cuento es tan fundamental: que Sammy, y nosotros, sepamos que ese amor que dejó nuestro ser querido va a estar siempre con nosotros, más allá de que nos acordemos o no. Nos parecía lindo tranquilizar a los chicos y decirles que el amor que quedó en ellos grabado es más fuerte incluso de si se olvidan de esa persona. No lo pueden perder.
Esto muestra lo poderoso que puede ser el amor. Puede dejar una marca para siempre. Sammy fue amado así de poderosamente y, por eso, este descubrimiento lo invita a poder amar a otros así también.
Seguro que Sammy no deja de pensar en su mamá adonde quiera que vaya, de día y de noche. Quizás le haga bien estar rodeado de mucha gente, o quizás sienta allí su ausencia incluso más. Ni de qué hablar cuando está solo. En estas líneas, quisimos animar a Sammy. A pesar de haber perdido a su mamá, puede llevarla a todos lados en su corazón. Su amor sigue vivo en Sammy y puede darle calor. Ella sigue presente en lo que dejó atrás y en los recuerdos.
Va a haber momentos más difíciles que otros: aniversarios, cumpleaños, navidades, vacaciones… Va a haber momentos en los que Sammy va a notar más su ausencia. En esos momentos la van a extrañar más, le gustaría que ella estuviera compartiendo, viviendo, riendo o llorando con él. De una manera misteriosa, gracias a que la lleva consigo en ese sello grabado, entonces, su mamá puede estar presente. Lo va a acompañar su amor.
Las experiencias, recuerdos y tiempos vividos son parte de nosotros para siempre. Seguramente sea difícil para Sammy ver fotos y escuchar hablar de su mamá. Eso le hará acordarse de su ausencia. Por otra parte, volver a los recuerdos es volver al amor que nos dio esa persona y que nuestro corazón absorbió. A pesar de ponerlo triste, Sammy descubre que todo eso le hace bien a su corazón. ¿Cómo lo sabe? Ve que su sello brilla más fuerte. Es como que hace revivir un fuego que está adentro de él y le da calor.
Recordar a alguien querido que ya no está nos hace bien. Sigue siendo parte de nuestra vida y es natural seguir mencionando y hablando de esa persona. Nos parecía importante que los chicos supieran que es natural seguir hablando de esa persona y que hace bien.
Así como Sammy, el niño que lee el cuento siempre llevará en su corazón a esa persona especial. Siempre podrá recordarla, al escuchar una canción, al ver fotos, al contar anécdotas o escuchar cuentos sobre ella y, así, la sentirá más cerca. La persona desaparece de nuestra vista, pero su recuerdo y amor siguen estando presente dentro de cada persona.
Sammy va a necesitar mucho valor para seguir adelante; hay cosas que van a ser difíciles para él. Quisimos animarlo a tener valor. ¿Cómo? Explicando que el amor que recibimos de otras personas nos transforma y nos da fuerzas. Cuando esa persona ya no está, el amor que nos dejó igual nos sigue transformando y dando fuerza. No se apaga, aun cuando la persona ya no está físicamente con nosotros.
Los chicos necesitan muchos abrazos y caricias, mucho amor. En ese sello el amor no se ha perdido y lo sigue acariciando. Va a haber noches oscuras, pero Sammy va a poder salir adelante gracias a la fuerza del amor. El amor nos llena el alma.
Cuando uno pierde a alguien querido, pueden surgir celos y un fuerte dolor ante la injusticia de que otros no sufren lo mismo que nosotros. Sammy tiene un vacío que sus amigos probablemente no tienen. Verlos contentos y disfrutando puede recordarle su perdida. Sin embargo, Sammy descubre que él también tiene algo muy valioso: un corazón marcado con el nombre de su mamá.
Aunque la marca que la mamá de Sammy deja en el corazón de su hijo es única (porque ese amor era único), nos parecía lindo y sanador que supiera que su mamá también quiso a muchas personas y que esas personas también eran queridas por ella.
Sammy no es el único que está triste, el único que sufre la perdida de esa persona. Hay otras personas que, como él, también están haciendo un duelo. Su mamá también dejó mucho amor en otros corazones: de familiares y amigos. Ahí también quedó marcado su amor para siempre.
Este descubrimiento hace que Sammy se sienta contento, acompañado: hay otros que también la extrañan. Entre ellos se pueden acompañar en el dolor y apoyar unos a otros para salir adelante. Es terrible saberse solos. Bueno, Sammy no está solo en este dolor. Es importante que lo sepa y que hay muchos que lo van a ayudar y acompañar en su vida.
Esta parte del libro también puede hablar al corazón de aquellos familiares que lean el libro con los chicos. A veces los libros no son solo para chicos. Los grandes también tenemos que sanar y este tipo de cosas nos ayudan. Es un momento para que los grandes también podamos abrirnos y contarles a los chicos cómo a veces nosotros también nos sentimos tristes. Mostrarnos vulnerables también es bueno. Abrimos nuestro corazón y nos ayudamos a sanar mutuamente. Esta pequeña línea en el cuento puede ser un momento sagrado de compartida.
Como en El Principito, queríamos resaltar que “lo esencial es invisible a los ojos”. Los chicos no van a ver una marca en su propio corazón. Tampoco Sammy la ve. No es una marca literal. En el cuento, Sammy cierra los ojos y sabe que la tiene, aunque sus ojos no la vean. Él no necesita verlo, porque sabe que está ahí adentro. No duda del amor que le dejó su mamá.
Hay, en cambio, en la vida real, mucha gente que sí necesita ver con los ojos. Cuántos hay que se tatúan el nombre de sus seres queridos en el cuerpo. Lo hacen para hacerle saber a todo el que lo vea lo importante que es para ellos y para no olvidarse nunca de esa persona.
Que no se vea no quiere decir que esa marca no sea real. Es una marca en el alma. Nos van a retar los filósofos y decirnos que las cosas inmateriales no se pueden marcar… No sabemos cómo, pero las personas y las experiencias nos marcan. El amor, sobre todo. No hace falta sino preguntarle a alguien que perdió a un ser querido. O a alguien enamorado. A una madre o a un padre, a una pareja, a un hijo.
Nuestro regalo a los chicos lectores es hacerles saber que el amor de la persona que perdieron quedó marcado adentro de ellos, con su nombre, para siempre.
Quisimos ser muy respetuosas de las creencias de los chicos y familiares que van a leer el libro y, por eso, aportar algunas ideas que puedan ayudar a un corazón a empezar a sanar sin meternos en el plano religioso. El cuento no es contrario a la fe ni la reemplaza, en cualquier caso, puede complementarla.